EL TRABAJO DEL ACTOR SOBRE SÍ MISMO EN EL PROCESO CREADOR DE LAS VIVENCIAS
(apuntes tomados de la época de la preguerra 1907-1914)
I - Diletantismo
(...) ¡Ahí estaba el secreto! Consiste en no permanecer mucho tiempo en lo mismo, repitiendo siempre lo demasiado familiar. (...)
(...) A pesar de todo, seguí hablando y actuando mecánicamente. Me dirigí al frente del escenario y empecé a mirar al espantoso vacío más allá de las candilejas, para habituarme a él y librarme de su atención, pero cuanto más me esforzaba en no tomarlo en cuenta, más pensaba en él. En ese momento, un hombre que pasaba a mi lado, dejó caer un paquete de clavos; le ayude a recogerlos, y de repente tuve la grata sensación de sentirme a mis anchas en el escenario. Pero rápidamente recogimos los clavos y de nuevo me sentí oprimido por la amplitud del espacio. Todo esto era natural: mientras realizaba la tarea, no pensaba en el espacio tenebroso que tenía frente a mí. (...)
(...) Surgió en mí una sensación nueva e inesperada. Los decorados cercan al actor, adquieren la significación de un reflector, que proyecta toda la atención del actor hacia la sala y el público. Otra sensación nueva par mí fue que mi ansiedad me llevara a sentir una obligación: la de interesar al público para que en ningún momento se sintiera aburrido. Este sentimiento me impedía entregarme a lo que estaba haciendo. (...)
(apuntes tomados de la época de la preguerra 1907-1914)
I - Diletantismo
(...) ¡Ahí estaba el secreto! Consiste en no permanecer mucho tiempo en lo mismo, repitiendo siempre lo demasiado familiar. (...)
(...) A pesar de todo, seguí hablando y actuando mecánicamente. Me dirigí al frente del escenario y empecé a mirar al espantoso vacío más allá de las candilejas, para habituarme a él y librarme de su atención, pero cuanto más me esforzaba en no tomarlo en cuenta, más pensaba en él. En ese momento, un hombre que pasaba a mi lado, dejó caer un paquete de clavos; le ayude a recogerlos, y de repente tuve la grata sensación de sentirme a mis anchas en el escenario. Pero rápidamente recogimos los clavos y de nuevo me sentí oprimido por la amplitud del espacio. Todo esto era natural: mientras realizaba la tarea, no pensaba en el espacio tenebroso que tenía frente a mí. (...)
(...) Surgió en mí una sensación nueva e inesperada. Los decorados cercan al actor, adquieren la significación de un reflector, que proyecta toda la atención del actor hacia la sala y el público. Otra sensación nueva par mí fue que mi ansiedad me llevara a sentir una obligación: la de interesar al público para que en ningún momento se sintiera aburrido. Este sentimiento me impedía entregarme a lo que estaba haciendo. (...)
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