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24.6.10

Entrevista a Leónidas Gambartes

Por Rubén Sevlever

¿Cómo llegó a sentir que su vocación era la pintura?

Yo creo que toda vocación se va haciendo en el curso de un aprendizaje determinado. Sabía que no me gustaban las otras cosas para estudiar; no tenía ninguna seguridad de que me gustara la pintura. Creo que mi vocación ha nacido en el curso del trabajo. De niño no he sentido una particular vocación por la pintura, yo trabajaba, dibujaba; luego empecé a estudiar, a hacerlo con método. Ahora sí, estoy ya lejos del punto de partida. Si pudiera volver atrás no querría ser otra cosa que pintor. De volver atrás, no seguiría ninguna de las profesiones liberales, y menos en un ambiente como el nuestro, tan comercializado. La vocación no es una cosa consciente al principio. He sido siempre muy remiso a las universidades, escuelas y organizaciones estatales.

¿Tenía otras inclinaciones en el campo de la expresión artística cuando Ud. Eligió la pintura? ¿Aún las cultiva?

No tenía ninguna.

¿Cuáles son las razones que a su entender cree más importantes para producir en la actualidad y si éstas han variado con el correr de los tiempos?

Las razones pueden ser las mismas que llevaron al hombre de las cuevas de Altamira a pintar sus bisontes; es una actitud humana que se mantiene desde la prehistoria hasta nuestros tiempos a través de todas las edades. Por lo tanto creo que el ejercicio de la pintura es inherente al hombre.

¿Qué finalidad persigue con sus trabajos además de la expresión de su personalidad?

No persigo ninguna finalidad. Pinto porque me gusta pintar. Si de alguna manera mi labor puede ser significativa para otras personas esto es ajeno a mí.

¿Cree en el estilo propio? ¿Cómo lo define?

Hay una manera de realizar las formas y los colores. Si el artista es verdaderamente auténtico, esto será como su impresión digital, una cosa distintiva y particular, pero también un testimonio. Un artista no es un realizador solitario, es un hombre conectado a su medio social. Es un testimonio en la medida en que determina y clarifica cosas que para los demás son fantasmales.

¿Ha hallado Ud. La expresión que lo satisfaga plenamente?

No, no la he hallado. La busco, eso sí, voy hacia ella y creo estar, por lo menos en lo que a mí respecta por supuesto, bastante claro en mis ideas estéticas.

¿Cómo sabe cuándo uno de sus cuadros está terminado?

Porque no tengo más que decir en él, porque la superficie no soporta ninguna forma, ninguna línea, ningún color más.

¿Qué pinta Ud.?

Ya lo están viendo. Es posible que no sepa contestar con exactitud a esa pregunta. Yo creo que pinto el sentimiento de la superstición, de lo mágico, de la memoria de la tierra, de las formas y colores que éstas suscitan, la vida cotidiana de cierto tipo de gente de nuestro país (me refiero a la gente más arraigada de nuestro medio, la que de alguna manera ya es América) y trato de expresar en el ámbito de mi ambiente litoral lo que éste tiene de nacional, con su fondo mítico, profundo, que está más allá de las grandes extensiones sembradas o de los campos con ganado, que está en el fondo anímico de las gentes y que por allí, se conecta con el hombre universal, y trato de hacerlo dentro del lenguaje específico de la pintura.

¿Cómo inicia su tarea frente a una tela nueva? ¿Usa un esquema previo o bosquejo anterior?

A veces la inicio con dibujos preparatorios, otras veces empiezo por una forma con color y de la sugestión de esa forma y de ese color, por asociaciones, trato de hacer el cuadro. No tengo un método, creo que el método por ser lógicamente tan apriorístico puede detener el ímpetu de la realización, por lo tanto procedo según esas cosas que hemos anotado antes.

¿Qué elementos cree que intervienen en el proceso de la creación?

Los elementos que intervienen en la creación artística son de alguna manera imponderables. El acto creador creo que todavía es un misterio psicológico.

¿Encuadra su obra dentro de alguna tendencia o escuela?

No. Las escuelas o los “ismos” europeos, son un estado de inteligencia que ha hecho la exégesis del problema general de las leyes universales de la pintura; estas son seculares y la han llevado a grados de análisis como creo que no se hizo nunca. La pintura europea, a partir del impresionismo, es hasta nuestros días, un estudio parcial muy exhaustivo de esas leyes generales.

La misma fugacidad de los “ismos” determina ese carácter; a mí personalmente, me han servido, luego de su conocimiento, para expresarme en libertad con el idioma de la pintura. En cuanto a la tendencia, ésta puede ser, en todo caso, y dado que yo no puedo repetir problemas de la inteligencia europea, el descubrimiento de las formas de América a partir de mi ámbito litoral.

¿Cree que hay una diferencia esencial entre pintura figurativa y no figurativa?

No creo. Entre representar un perro, un árbol o un hombre, un rectángulo o un círculo, no hay diferencias, son siempre formas conocidas. Como lo que a lo postre importa es la designación y revelación de las cosas, lo verdaderamente abstracto serían las formas absolutamente desconocidas por la visión y esto, lógicamente, excedería nuestro órgano natural de captación. Fuera de lo que el hombre conoce no puede crear cosas. Podemos imaginarnos que puedan existir, pero no sabemos cómo. Creo que no hay pintura abstracta.

¿Cómo valora estas dos actividades dentro de la plástica?

Lo que decide siempre es si la expresión es suficientemente creadora, reveladora, dentro del lenguaje específico de la pintura, sea o no figurativa (para mí siempre es figurativa, una mancha de color es ya figurativa). Este puede ser un criterio para el juicio.

¿Existe para Ud. una deshumanización del arte?

Esa es una problemática de Ortega y Gasset. Ha habido una deshumanización, el lenguaje se ha hecho hermético porque ha tomado aspectos parciales que interesan fundamentalmente a la gente del oficio, de modo que se ha hecho mucho una pintura para pintores y para iniciados en el problema de la pintura y, desde ese punto de vista, se ha perdido el contacto con el gran público; me parece que en este estado de la pregunta se podría postular un retorno a la figuración, siempre que ésta fuera pura, no ilusionista, no de mera copia de la realidad objetiva, sino representativa de lo que dice, puesto que ya es tiempo de volver a designar a las cosas por su nombre, queriendo que las cosas designadas sean, como dije antes, reveladoras, creadas de nuevo, otra vez, como si nunca hubieran existido.

¿Cree que la pintura en líneas generales ha evolucionado en sentido positivo? ¿Hay una superación de formas expresivas en la pintura contemporánea?

Pensemos en el arte egipcio, africano, en las Meninas de Velázquez, en algún cuadro de Rembrant o Goya. La pregunta está implícita al principio. Cada época tiene su forma de expresión porque tiene su sensibilidad. Las innovaciones en el campo de la expresión son harto relativas. Hay un análisis del lenguaje nunca hecho en forma exhaustiva como ahora. Ese es el aporte de más de medio siglo que nosotros tenemos que utilizar de aquí en adelante.

¿Qué pintor o pintores le resultan más representativos del siglo XX?

Me resultan más representativos todos los pintores que mejor han representado los “ismos” europeos. Podemos hablar en el cubismo de Braque, Picasso, en el impresionismo de Monet, en el neoimpresionismo de Seurat, etc.

¿Existe para Ud. una pintura de carácter estrictamente nacional?

Creo que se está en los umbrales, en el principio de una pintura de carácter nacional.

Porque precisamente en la medida que se comprendan los “ismos” la conciencia de los pintores más evolucionados de nuestro país, se detiene pensativa ante el problema del artista creador, puesto que considero maduros los elementos para que los artistas creadores de las distintas latitudes del país enfrenten el problema de su expresión típica y reveladora, pienso que están haciendo un arte nacional.

¿Le preocupa el problema de la comprensión del público?

Si trabajo con sinceridad espero del público la misma sinceridad. Si me lleva días y semanas hacer un cuadro no me gustaría que el público lo agote de un solo vistazo; me gustaría un público lento, que se detenga a mirar morosamente la pintura y que no vea ese producto como el de un hombre alucinado, sino como el de un hombre que habla de él y de todos los hombres y que trata de materializar formas objetivas, es decir, que mi sincera actitud ante la pintura me gustaría que fuera correspondida.

¿El arte es para Ud. una función social?

Si, evidentemente, creo que es, ha sido y seguirá siendo eminentemente social.

¿Puede el pintor vivir de su oficio en nuestro país? ¿Qué sugestiones haría para solucionar este problema en caso de que así no sea?

Se está haciendo un mercado en forma creciente en el país, en la medida en que la gente, comprende que puede ampliar el horizonte de su vida mediante la contribución de los artistas para embellecer su hogar, porque no hay nada más triste que un pueblo sin arte, es decir sin que el arte intervenga en sus vidas, cosa que considero casi imposible, ya que nadie resistiría un despojamiento tan absoluto de su condición de ser humano. Por otra parte si la acción oficial contribuye a que se conozcan más y mejor las expresiones características de nuestro país, no solamente ganaría el artista, sino también, el pueblo. De todos modos, personalmente, podría vivir toda mi vida pintando sin vender nada, porque creo que la ejercitación del oficio me ha dado un sentido de la vida.

(Este reportaje realizado por Rubén Sevlever en 1958, fue publicado por primera vez en el catálogo de la exposición retrospectiva de la obra de Gambartes organizada por el Museo Provincial de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodríguez” en la ciudad de Santa Fe, en el mismo año.

Posteriormente y a solicitud de familiares del pintor fue incluída, como documento testimonial, en los respectivos catálogos de dos grandes exposiciones: la de “Gordon Gallery” en Julio de 1980 y en la “Sala de Conferencias de Prensa, Radio y Televisión Presidencial de Casa Rosada”, inaugurada el 2 de Diciembre de 1991.)

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