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8.12.09

Luis de Tavira

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La palabra teatro quiere decir mirador. Tras un largo mirar el mucho y diverso hacer que se construye para ser ofrecido como espectáculo digno del mirador, después del frenesí visual del ensayo exhaustivo de las perspectivas en que ha devenido la teatralidad de nuestro siglo, tras la orgía de los experimentos, cunde el hastío y el teatro languidece sobreviviente en la prisión perpetua de lo mismo. Y es justamente ahí, en el momento de esa negligencia del aburrimiento, cuando es posible sucumbir a la atracción de algo que por ser lo que es, no puede nombrarse. Y sin embargo, sucumbir a esa atracción parece devolvernos aquella mortal vitalidad de la pasión que un día, hace mucho, nos trajo al mirador.
Ya no es lo nuevo, ni lo distinto lo que se opone a lo mismo para librarnos. Hay un afuera que no se ve en la piel del espectáculo; es un afuera del teatro que reside en el corazón del teatro y desde ahí algo nos tienta; es lo otro; lo otro que está adentro de lo afuera: es el espectáculo invisible que sucede en la mente del actor.


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El poder de la ficción consiste en abrir la cosa para que quepa el mundo.

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Abrir la cosa para que quepa el mundo es el poder de la ficción, que en el teatro como arte de la personificación se manifiesta en el poder de abrir el microcosmos de uno para contener el macrocosmos de todo lo otro. Lo que el teatro parece demostrarnos es que se alcanza una concepción del mundo sólo a través de una concepción del yo, tanto como se alcanza ese yo cuando este yo se abre para contener lo otro, es decir, el mundo, que sólo así se llega a ser el gran teatro del mundo.

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Sólo el teatro es teatro, porque si todo es teatro, nada es teatro.

Luis de Tavira "El espectáculo invisible"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con todo y los vaivenes de las crìticas que se le puedan hacer a Luis de Tavira, es indudable el valor de su pensamiento para pensar el teatro. Suss aportaciones en este (y otros sentidos) dan movilidad a un quehacer que a veces se sumerge en ese infierno de lo mismo que el propio Tavira contribuye a deshacer con sus reflexiones.